martes, 2 de junio de 2015

Ayuda con el corazon


No se puede corregir a una persona sin amor y sin caridad. No se puede hacer una intervención quirúrgica sin anestesia: no se puede, porque el enfermo morirá de dolor. Y la caridad es una anestesia que ayuda a recibir la cura y aceptar la corrección. Cogerlo aparte, con mansedumbre, con amor y hablarle”.

La corrección fraterna es un acto para curar el cuerpo de la Iglesia. Hay un agujero, allí, en el tejido de la Iglesia, que es necesario remendar. Y como las mamás, las abuelas, cuando remiendan, l hacen con mucha delicadeza, así se debe hacer la corrección fraterna. Si no eres capaz de hacerla con amor, con caridad, en la verdad y con humildad, tú harás una ofensa, una destrucción en el corazón de esa persona, harás una murmuración de más que herirá, y te convertirás en un ciego hipócrita, como dice Jesús: ‘Hipócrita, quita primero la viga de tu ojo..’. ‘¡Hipócrita! Reconoce que tú eres más pecador que el otro, pero que como hermano debes ayudar a corregir al otro”.